Iron Maiden volvió a conquistar el Estadio Nacional de Santiago con dos presentaciones inolvidables los días 27 y 28 de noviembre, reafirmando su estatus como una de las bandas más legendarias del heavy metal. En su esperado regreso a Chile, parte del The Future Past Tour, la agrupación británica demostró que la llama sigue más viva que nunca.
El primer show fue un verdadero hito, con 62 mil entradas agotadas desde hace un año. Desde el momento en que sonó “Caught Somewhere in Time” como apertura, los fanáticos se entregaron por completo, coreando cada canción y viviendo una experiencia que trascendió generaciones. La banda ofreció un setlist que combinó clásicos como “The Trooper” y “Fear of the Dark”incluyendo joyas menos habituales como “Alexander the Great”, sonando por primera vez en vivo en una gira, dejando a todos con una nostalgia difícil de superar.
La segunda noche, con 59 mil personas abarrotando el recinto, mantuvo la energía intacta. A pesar de ser una audiencia ligeramente menor, el ambiente fue igualmente electrizante. Canciones como “Can I Play with Madness” y “Heaven Can Wait” destacaron, mientras que la imponente puesta en escena, con Eddie y visuales futuristas que rememoraban la era de Somewhere in Time, fue el complemento perfecto para un espectáculo impecable.
El gran protagonista de ambas noches fue, sin duda, Bruce Dickinson. A sus 66 años y tras haber superado un cáncer de garganta, el vocalista británico sigue demostrando por qué es una de las voces más emblemáticas del metal. Su rango vocal permaneció intacto, alcanzando notas altas y potentes con una energía que dejó boquiabiertos incluso a los más escépticos. Su interacción constante con el público chileno, entre bromas y reflexiones, recordando por ejemplo su fallida llegada a nuestro país en 1992 por la oposición de la iglesia católica. Anécdotas como esta, lo convirtió en el corazón de estas dos jornadas.
La ejecución instrumental del resto de la banda fue igual de sólida. Steve Harris lideró con su característico bajo galopante, mientras que Adrian Smith, Dave Murray y Janick Gers ofrecieron solos magistrales que arrancaron aplausos en cada tema. Nicko McBrain, desde su batería, demostró que sigue siendo una máquina de precisión.
Ambos días confirmaron que Iron Maiden tiene una conexión única con Chile. El rugir de las multitudes, especialmente al entonar el “¡Olé, olé, Maiden, Maiden!”, es un testimonio del fervor que despiertan en este rincón del mundo, que estamos seguros, se repetirá muy pronto, tal cual lo dijo Dickinson, “Nos vemos en 2 años más” en una nueva gira ‘Run For Yor Lives’, con la que celebrarán 50 años de carrera artística.
Tema aparte a destacar, la gestión impecable de la producción, rapidez en los accesos del recinto, orden y organización de cada persona que estaba a cargo de mantener el correcto funcionamiento de que todo anduviese bien, marcó un punto favorable en ambas jornadas.
Estos dos días, dónde el heavy metal fue protagonista en nuestro país, dejó el Estadio Nacional convertido en un templo de este género, con dos noches que quedarán grabadas en la memoria de quienes asistieron. Chile sigue siendo tierra de Maiden, y la banda, fiel a su legado, continúa escribiendo historia.
Por siempre, Up the Irons!